Encuestas sobre las actividades relacionadas con la historia

 



La historia, como disciplina académica, tiene un potencial inmenso para conectar a los estudiantes con su pasado y ayudarlos a comprender mejor el presente. Sin embargo, nuestro grupo decidió investigar un fenómeno que parecía contradictorio: pese a ser una asignatura cargada de contenido atractivo y significativo, ni yo ni los integrantes del grupo logramos recordar haber participado en actividades escolares con la historia como tema central. Esta experiencia inicial nos llevó a realizar encuestas entre jóvenes de 10 a 16 años para conocer si habían realizado excursiones centradas en la historia y, sobre todo, si estas habían dejado un impacto educativo duradero. Los resultados revelaron patrones preocupantes que invitan a una reflexión profunda sobre cómo se abordan estas experiencias educativas.

Resultados de las encuestas: presencia pero ausencia de impacto

En nuestras encuestas, descubrimos que la mayoría de los jóvenes encuestados sí había participado en actividades extraescolares relacionadas con la historia, como visitas a museos, yacimientos arqueológicos o monumentos históricos. No obstante, surgió un dato alarmante: de todas las personas que recordaban haber hecho alguna actividad de este tipo, solo una fue capaz de detallar algo aprendido, y su interés se debía más a una curiosidad personal por la historia que al diseño educativo de la actividad. El resto de los encuestados expresó, en su mayoría, que no recordaban nada significativo de esas salidas.


Un motivo recurrente señalado fue la forma en que se presentaba la información: muchos describieron las actividades como un simple recorrido en el que se "veían cosas" mientras un profesor o guía exponía datos sin un contexto que conectara con los estudiantes ni estrategias que fomentaran su participación activa. Esto convierte a estas salidas en meros actos protocolarios, donde la experiencia se percibe más como una obligación académica que como una oportunidad para aprender de manera significativa.

La desconexión entre metodología y aprendizaje

A partir de los resultados, identificamos un problema central: la metodología utilizada en estas actividades. La enseñanza de la historia en estos contextos parece caer en una dinámica pasiva, donde los estudiantes son receptores de información en lugar de actores activos en su proceso de aprendizaje. Esto plantea un desafío importante, ya que la memoria y el interés están directamente ligados a la interacción y la emocionalidad que se genera durante el aprendizaje.

Un recorrido por un museo o una visita a un sitio histórico no debería limitarse a escuchar una lista de datos cronológicos o explicaciones aisladas. Sin un contexto atractivo o una narrativa que relacione el contenido con las experiencias personales de los alumnos, es poco probable que lo aprendido trascienda más allá del momento inmediato.

La importancia del diseño de experiencias educativas

Los resultados de nuestra investigación coinciden con teorías educativas que subrayan la importancia de un enfoque constructivista en la enseñanza. Jean Piaget y Lev Vygotsky, por ejemplo, argumentaron que los estudiantes aprenden mejor cuando están activamente involucrados en la construcción de su propio conocimiento. Esto sugiere que las excursiones históricas serían mucho más efectivas si estuvieran diseñadas para involucrar a los estudiantes en actividades prácticas, como talleres interactivos, recreaciones históricas, o incluso proyectos de investigación que conecten el pasado con el presente.

Además, es fundamental que estas actividades incluyan elementos emocionales y narrativos. La historia está llena de relatos fascinantes, desde los desafíos de las civilizaciones antiguas hasta las luchas por los derechos humanos, y presentar estos temas como historias vivas, en lugar de hechos estáticos, puede despertar el interés de los estudiantes.

Nuestra reflexión como grupo

Nuestra experiencia personal y los datos recabados nos llevan a cuestionar la efectividad de las actividades extraescolares tradicionales centradas en la historia. Si estas experiencias no son recordadas ni logran despertar interés en los estudiantes, ¿cuál es su propósito real? Parece necesario replantear su diseño y ejecución para asegurarnos de que cumplan su objetivo principal: generar un aprendizaje significativo que los alumnos puedan integrar en su vida y que despierte su curiosidad por explorar más allá del aula.

Como grupo, sentimos que esta investigación nos ha permitido ver con mayor claridad una falla estructural en la enseñanza de la historia en el sistema educativo. Esperamos que nuestro trabajo sirva como un punto de partida para una reflexión más amplia en torno a cómo las escuelas pueden transformar estas actividades en herramientas efectivas para inspirar a las nuevas generaciones y ayudarlas a comprender la importancia del pasado en su vida cotidiana.







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