Las escuelas Franquistas
Una de las partes más interesantes del museo de la educación, donde hemos ubicado nuestro escape room, está dedicada a las escuelas durante el régimen franquista. Este tema despertó mi curiosidad desde el primer momento, ya que refleja una etapa clave de la historia educativa en España. Tras investigar a fondo, aquí os presento cómo eran las escuelas en aquella época y qué las hacía tan características.
Durante el régimen franquista (1939-1975), el sistema educativo fue una herramienta al servicio de los ideales del franquismo, configurando un modelo autoritario, centralizado y profundamente influenciado por la Iglesia Católica. Las escuelas de aquel entonces no solo impartían conocimiento, sino que también buscaban adoctrinar a los alumnos en los valores del régimen: nacionalismo extremo, religión católica y obediencia a la autoridad.
El control estatal y la influencia de la Iglesia eran absolutos. La enseñanza religiosa era obligatoria en todos los niveles, y los colegios religiosos gestionados por órdenes como los jesuitas o maristas desempeñaban un papel clave. Además, el sistema educativo estaba segregado por género: los niños eran educados para liderar y participar en la vida productiva, mientras que las niñas recibían una formación orientada a su futuro como esposas y madres, con asignaturas como economía doméstica o costura.
El uso del castellano como única lengua oficial en las aulas era una norma estricta, prohibiendo y castigando el uso de lenguas cooficiales como el catalán, el gallego o el euskera. Esta política formaba parte del intento de eliminar las identidades regionales en favor de un nacionalismo centralista.
Las asignaturas de historia y literatura estaban manipuladas para exaltar las glorias del pasado español y justificar la figura de Franco como salvador de la patria. Además, el sistema fomentaba una disciplina estricta, con frecuentes castigos físicos y un énfasis en la obediencia.
A pesar de esta rigidez, a partir de los años 60 comenzaron a introducirse pequeñas reformas, como la Ley General de Educación de 1970, que modernizó algunos aspectos del sistema, aunque sin desvincularlo del ideario franquista. No obstante, las bases tradicionales y la influencia religiosa siguieron siendo predominantes hasta el final del régimen.

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