Cuando se piensa en aprender historia, a menudo vienen a la mente libros de texto, explicaciones largas y tediosas y la memorización de fechas. Sin embargo, el juego se está posicionando como una de las herramientas más efectivas para enseñar historia de manera activa y significativa. Actividades como la historia contrafactual o dinámicas innovadoras como las ginkanas demuestran cómo el aprendizaje puede ser tanto educativo como divertido.
El juego es una buenísima herramienta de aprendizaje activo, ya que introduce un elemento de diversión y desafío que motiva a los estudiantes a participar activamente. Esto se junta con enfoques pedagógicos modernos que buscan fomentar habilidades como el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y la creatividad.
La Historia Contrafactual como juego: Cuando realizamos esta actividad en el aula, imaginamos que Cristóbal Colón nunca hubiera llegado a América. La historia contrafactual invita a los alumnos a cuestionarse el “¿Qué habría pasado si…?”, de forma que no solo se desarrolla la imaginación, sino que también se indaga en el análisis histórico al conectar causas y consecuencias, e imaginar escenarios alternativos.
Para usarlo en clase, se pueden organizar debates en los que los estudiantes defiendan distintos escenarios, personajes, o puntos de vista, o directamente proponerles preguntas como: “¿Cómo sería Europa si la Primera Guerra Mundial no hubiera ocurrido?”.
La Ginkana o Scape Room del Museo: En nuestro proyecto del Design For Change, nuestro grupo organizó un scape room en el museo de historia de la facultad de educación. Con la colaboración de las personas que trabajan en el museo, logramos crear una actividad entretenida en la que los estudiantes debían resolver pistas relacionadas con personajes históricos, objetos y lugares clave de la estancia, para encontrar un “tesoro final”, que era la llave para salir del museo. La experiencia transformó el museo en un espacio de aprendizaje interactivo.
El juego tiene muchas ventajas a la hora de enseñar cualquier asignatura, pero destaca en el caso de la Historia, ya que se produce una conexión emocional de los estudiantes con la historia, de forma que la ven como algo cercano y personal, que condiciona el mundo en el que viven actualmente. También ayuda con la retención de los conocimientos, ya que aquellas cosas que se aprenden mediante el juego son mas sencillas de recordar que aquellas memorizadas de forma pasiva. Se desarrollan habilidades muy útiles como la capacidad para debatir de manera sana, defendiendo una idea de forma educada, así como el trabajo en equipo, la comunicación con los compañeros y compañeras, y la creatividad. Además, resulta muy interesante, ya que las dinámicas de juegos se pueden adaptar para todas las edades, niveles, y capacidades de aprendizaje.
Para poder implementar el juego en el aula, debemos diseñar actividades simples que sean sencillas de organizar y no requieran demasiados recursos.
Podemos utilizar además herramientas digitales como el Kahoot o el Canva para crear cuestionarios, interactivos vistas visuales o Escape Room digitales. Además, se pueden incorporar otros recursos como museos locales, que ofrezcan visitas o actividades infantiles.
Enlace a Kahoot!: https://kahoot.com/
Enlace a Canva: https://kahoot.com/
En conclusión, el juego transforma la historia en algo muy diferente: conecta a los alumnos con los eventos del pasado y fomenta las habilidades esenciales para su desarrollo. Nuestra experiencia con el proyecto Design For Change o actividades como la historia contractual nos ha demostrado que aprender historia puede ser mucho más que memorizar. Puede ser una aventura llena de creatividad, diversión y desafíos.
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